
Cuando le preguntas a alguien si le cuesta trabajo tomar decisiones contesta mayormente lo siguiente: “Bueno, sí y no”. Quizás a ti te cueste trabajo tomar decisiones para asuntos triviales. Esto es una consecuencia directa de la tendencia a dividir las cosas en categorías de bien y de mal. La indecisión proviene de querer tener razón, de hacerlo bien; y el posponer la elección te impide enfrentar con la ansiedad con que decides sentir cada vez que te equivocas.
Cuando hayas logrado eliminar el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto de cada decisión, porque el tener razón o estar bien implica una garantía, entonces te será facilísimo tomar decisiones. Por ejemplo, si estás tratando de decidir a qué Universidad ingresarás, corres el riesgo de quedarte inmovilizada para siempre si esperas que todas las cosas se pongan en el orden que deseas. La influencia de esa decisión podrá estar manipulada por personas cercanas a ti que inhiben el que tú seas la responsable de tomar el control de tu presente y que no permitan que crezcas de forma autónoma. Entre más practiques tu toma de decisiones de forma “libre” sin ataduras de nada y nadie, estarás avanzando en la dirección de ser una mujer independiente en tus decisiones.
Cuando logres abandonar esos equivocados y auto destructivos pensamientos del “bien y del mal” te darás cuenta de que tomar una decisión es simplemente una cuestión de pensar cuáles son las consecuencias que prefieres en un momento presente determinado. Si empiezas a optar por arrepentirte en vez de tomar una decisión, en vez de decidir que el arrepentimiento es una pérdida de tiempo, porque te mantienes viviendo en el pasado, simplemente habrás podido tomar una decisión distinta en tú próximo momento presente, una decisión que tendrá consecuencias que la decisión anterior no logró aportar. Pero todo esto debe hacerse sin tratar de enmarcar esas decisiones dentro de las categorías de bien y mal.
Tú eficacia no se mide por tú capacidad de elección. La manera en que te manejes emocionalmente después de haber hecho cualquier elección es el mejor barómetro de tu entereza en el momento presente ya que una elección apropiada implica esos “deberes” que estás tratando de eliminar.
El pensar de una nueva manera te será útil en dos sentidos:
- Eliminarás esos “deberes” inútiles y te convertirás en una persona más volcada hacia el interior;
- Encontrarás que es menos complicado tomar decisiones sin esas categorías erróneas de bien y mal.
Los debes y los deberías siempre producen una sensación de tensión que aumenta a medida que la persona trata de actualizar sus debes dentro de su comportamiento. Más aún, ese molesto proceso de los debes siempre contribuye a perturbar las relaciones humanas de una u otra manera.
No dudes, confía en ti, esto te dará gran sabiduría.
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