El autoconocimiento es fundamental para lograr estabilidad, paz y plenitud en tu vida, agregando un regalo extra: Se incrementa la conciencia de ti misma y de lo que sucede a tu alrededor, con lo que conocerás las verdaderas intenciones de los demás, lo que reduce significativamente tu vulnerabilidad, te da una ventaja de previsión y te protege de posibles problemas y conflictos.

Así mismo mejora tu autoestima , percepción, autoaceptación y entendimiento, que da como resultado el autoconocimiento. Te da las herramientas para el control de las emociones , lo que reducirá las crisis desgastantes con lo que iras teniendo cada vez más responsabilidad y control de lo que sucede en tu vida o de lo que no.

Entenderás que eres creadora con tus actos, tu omisiones, tus palabras y tus pensamientos y que, por lo tanto, todo lo que te pasa es por ti, porque eres principio y fin de todo lo que te sucede.

El autoconocimiento “despierta” todos tus sentidos, hasta algunos que no habías descubierto.  Es como si nos “crecieran” antenas que nos avisan de todo lo que sucede dentro, fuera y alrededor de nosotros.

Es un ejercicio de todos los días, ya que nunca dejamos de crecer, madurar y aprender.

Para lograr conocerte a ti misma a profundidad, te recomiendo los siguientes ejercicios que buscan en mayor o menor grados que tengas un “choque” con tu “yo” real, con el fin de despertar más aún tu conciencia.

1. Auto cuestiónate constantemente

Por ejemplo: Si tienes miedo , pregúntate de que o porque tienes miedo. Si te enojas o sientes tristeza , haz lo mismo, hasta que des con la respuesta, también si alguien te cae mal o no puedes hacer o aprender algo nuevo, o cuando se te repitan constantemente las mismas experiencias.  Es mejor si lo haces en el preciso momento en que te suceden.

2. Ejercicio de introspección para el autoconocimiento

Requieres hacerlo un día y un lugar donde puedas estar a solas, en absoluto silencio y que no tengas que levantarte temprano al día siguiente, por ejemplo, un viernes o un sábado, ya que te puede llevar varias horas.  Es mejor que sea a media luz o completamente a oscuras. De preferencia sentada, para que no corras el riesgo de quedarte dormida.

Respira profundamente, inhalando por la nariz, hasta que llenes tus pulmones, y luego exhala lentamente.  Concéntrate en tu respiración y en relajar tus músculos.

Hazlo aproximadamente 10 veces. Después, empieza a recordar tu vida por el año anterior, recuerda eventos, que hacías, con quién y dónde estabas, a quién conociste, con quienes rompiste , los logros o frustraciones que tuviste, etc.

Visualízalo todo con los ojos cerrados y así hazlo año, por año, recordando eventos icónicos como graduaciones, navidades, cumpleaños , aniversarios , escuelas, maestros, materias, compañeros, empleos, jefes, logros, enojos, alegrías, decepciones , etc.

El objetivo es que trates de recordar hasta los años más tempranos de tu vida como por ejemplo a que jugabas, el lugar o parque donde más lo hacías, tus juguetes preferidos, como te llevabas con tus hermanos, padres y demás familiares, amigos , vecinos, canciones infantiles, etc.

Esto hará que recuerdes como te sentías, quien o quienes te lastimaron, y quienes, por el contrario, te aceptaron, quisieron y apoyaron.  Recordarás situaciones traumáticas que aún hoy pueden estar determinando tu perspectiva, reacciones y emociones.

Te puede llevar toda la noche hacer este ejercicio, pero revelará las personas y eventos que han marcado tu vida para bien o para mal.

Hay personas que han llegado hasta los dos años de edad y han logrado superar lo que alguna vez les hizo daño.

Una vez que identifiques a las personas y eventos que te siguen afectando, podrás pasar a la siguiente etapa de este ejercicio.

Lo siguiente que tienes que hacer es, otra vez a solas, gritarle sus verdades a esa o esas personas que te hicieron sentir tan mal, puedes maldecir, e incluso golpear un viejo cojín, de preferencia no con tus manos directamente, sino con un pedazo de manguera u otro cojín. Una piñata también puede servir. Desahógate mientras golpeas. Lo que te hicieron no estuvo bien y para ti fue injusto. Llorar limpia el alma y te restaura.

Cuando ya no tengas más fuerzas, y una vez que te hayas desahogado y calmado, es necesario que perdones , para dejar esos eventos y personas en el pasado y que no sigan afectando tu presente y futuro.

Perdonar no significa olvidar o volver a tener una relación con ellas. Significa que ya no les guardarás rencor por lo sucedido y eso, más que nada te beneficia a ti misma ya que te libera del pasado, al cual verás ya, desde una perspectiva distinta.

¿Cómo perdonar?  Visualiza como niños a las personas que te hicieron daño, una por una, como si tuvieran tres o cuatro años. Imagínalas caminado hacia ti, con pasos tambaleantes, con grandes ojos, sintiéndose inseguros y temerosos, como lo haría cualquier niño que sabe que hizo algo malo. Al fin llegan y te dicen: “¿Me perdonas?” “No sabía lo que hacía”.

En verdad, las personas nos hacemos adultas sin que nadie nos pida permiso, no tenemos más remedio que convertirnos en adultos, pero la gran mayoría siguen siendo por dentro, en su grado de consciencia, en el control de sus emociones, en todo sus ser, unos niños de primera infancia.

Eso no justifica que vayan por el mudo haciendo daño, pero si nos hace entender que no cuentan con desarrollo humano y espiritual , y que, por lo tanto, solo reaccionan visceralmente a la vida y a las personas. Entenderás que cada uno hace lo mejor que puede dadas sus circunstancias de desarrollo, intelectuales, emocionales, espirituales y psicológicas .  Nadie puede dar lo que no tiene por dentro.

Haz el mismo ejercicio de perdón contigo misma, para que dejes de culparte por lo malo que te haya sucedido, por confiar en las personas equivocadas o por equivocarte.  Tú también eras una niña que no tuvo más opción que convertirse en adulta. Perdónate y aprende de las experiencias. Ámate porque posees dones que te hacen ser única, irrepetible e insustituible.  No hay, y no habrá nadie como tú.

3. Haz listas

Escribe todo aquello que no aceptas en tu vida, por ejemplo: chismes, envidia, relaciones toxicas , vicios o personas viciosas, faltas de respeto, violencia, escasez, dependencia, etc.   Piénsalo bien, cada vez que pienses en algo, anótalo.

Así mismo, haz una lista de todo aquello que, si quieres y aceptas en tu vida, como por ejemplo independencia, paz, relaciones sanas, estudiar, prosperidad, etc.

Pueden ser desde cosas muy triviales como qué tipo de refresco nunca tomarías, hasta cosas muy serias como lo referente a tu salud o las relaciones que decides alejar o mantener en tu vida.   Te clarificará mucho las cosas para tomar toda clase de decisiones.

4. Aprende a escuchar y a hacerle caso a tu voz interior

Es esa “voz “que se mete en tus pensamientos. La soledad y el silencio son los mejores maestros para escucharla. Hazle caso, no lo dudes. Es cuando intelectualizamos que cometemos errores. El cerebro se equivoca. No así tu voz interior.

Unos le llaman conciencia, otros instinto, etc. Lo importante es que siempre te acompaña, responde y aconseja. Busca, encuentra y disfruta un lugar para estar a solas. Hay quienes se van a acampar solos para poder introspectarse y tener un diálogo interno sin interrupciones. No hay nada mejor que “escuchar” el silencio, para analizarnos a fondo y aprender a escuchar y seguir a nuestra voz interior. Te harás más sabia.

“En cuanto comiences a confiar en tu “yo interior, nada podrá detenerte”  Obi-Wan Kenobi

5. Cuestiona tus paradigmas para tu autoconocimiento

Los paradigmas son modelos aprendidos sobre como hacemos las cosas, como respondemos a estímulos o que decisiones tomamos. Es la explicación a por que hacemos lo que hacemos.

Un paradigma muy conocido es que toda mujer se realiza casándose y teniendo hijos. ¿De verdad?

O que piensas del que nos dice que hay que tener un empleo porque eso de emprender es muy riesgoso.  ¿Y si los que dan empleo hubieran pensado lo mismo?

Prueba tus propios modelos y formas de hacer las cosas. Tienes derecho a equivocarte, siempre y cuando te hagas responsable.

Cuestiónate si has estado haciendo las cosas según lo que viviste o lo que te han estado diciendo.

Si creciste en una familia, donde la madre gritaba cada vez que el padre llegaba tarde, es muy posible que tu hagas lo mismo. Tendemos a imitar o repetir conductas de nuestros padres.

Solo te pido que cuestiones, no que deseches toda la sabiduría y experiencia de tus padres. Pero los tiempos cambian y posiblemente lo que les funcionó a ellos, no necesariamente te puede funcionar a ti. Tienes derecho a escoger tus propios caminos.

No creas ciegamente en todo lo que lees o escuchas. Filtra toda la información, para evitar que te manipulen. Investiga en fuentes confiables, serias y oficiales. Así nadie te obligará a creer lo que a ellos les convenga. Haz lo mismo con halagos y críticas. Si no es tu mamá la que te halaga, entonces lo más seguro es que quieran manipularte, y buscan beneficiarse de lo que eres y/o de lo que tienes.

Con la críticas pasa lo mismo, si no vienen de parte de alguien que te ama incondicionalmente, entonces no hagas caso y no les des importancia, lo más probable es que se trate de envidia.

7. Lo que sientes y no expresas correctamente, se manifiesta como enfermedad, o dolor

Cada vez que te enfermas es la manifestación de lo que piensas y sientes, pero que no ha sido expresado en la forma, momento o intensidad correctas. La reconocida autora Louise Hay nos dice que” las enfermedades son producto de la falta de amor y aceptación hacia uno mismo, hacia lo que pensamos y sentimos, y/ o hacia algún aspecto concreto de nuestra vida.”

Aprende a identificar porque te enfermas. Toma conciencia de lo que has estado pensando, sintiendo y repitiéndote. Desde luego que existen los virus y bacterias, pero hay personas que han sido expuestas a los mismas enfermedades y no se contagian, mientras que otras sí.

Unas superan la enfermedad a los pocos días y otros tardan mucho tiempo. Todo porque hay personas que tienen un sistema inmune fortalecido, mientras que otras lo tienen debilitado por el estrés y otras emociones negativas.

Algunos autores nos dicen que un resfriado muy fuerte es una gran decepción amorosa no llorada. También se manifiesta como catarro, gripe, o sinusitis . Igual nos dicen que todos los malestares o dolores en la parte central del cuerpo tienen que ver con el miedo, por ejemplo, gastritis , úlceras, colitis , hemorroides, y otras enfermedades genitales.

Por lo anterior es muy importante estar vigilante ante cualquier pensamiento negativo para cortarlo de inmediato y cambiarlo por pensamientos positivos.

Ejemplo:  Puedes cambiar el decir: “Me dejó, no lo volveré a ver, no puedo vivir si él”
por: “Decido liberar a “fulanito” para atraer relaciones sanas que correspondan a todo lo que yo valgo”

Pensar que alguien te abandonó no es sano. En cambio, pensar que Dios o la vida te quito un “alacrán” del hombro sería más positivo y práctico.

Aprender a decir lo que se piensa de forma asertiva y a decir “NO”, ayudará mucho a tu salud mental y física. Todo se puede expresar de forma educada, sin perder los estribos, por ejemplo: En lugar de decirle a alguien que no insista, y que no sea terco, podemos decirle: “Eres de fuertes convicciones, pero yo también y no coincido contigo”.

Así mismo puedes negarte elegantemente: “Siento que no tengas con quién dejar a los niños, pero no puedo cuidarlos, tengo un compromiso.” En lugar de quedarte a cuidar a tus sobrinos por vergüenza o por miedo a herir los sentimientos de tu familia. No es sano dejar tus emociones y compromisos de lado para darle prioridad a los sentimientos y eventos de otros. Porque al renunciar a ti misma, creas resentimiento, sentimientos de injusticia y de poca valía, entre otros.

¡Prueba hacerlo! Te iras sintiendo mejor contigo misma y tu autoestima aumentará.  Tendrás en tu vida solo a la gente que te valore y te respete.

Recuerda: Por más que digas las cosas delicadamente, siempre habrá alguien que quiera hacerte sentir culpable. No lo permitas. Tu debes cuidar y ver primero por ti misma, y solo así lograrás tener relaciones sanas y enriquecedoras.

Un psicólogo me decía: “De que te haga daño a ti, a que les haga daño a otros, mejor que les haga daño a otros”.

Suena cruel, pero vivimos en una sociedad latina en la que no nos gusta escuchar la verdad. Estamos acostumbrados a “dorar la píldora” y a no decir las cosas por su nombre, Pero eso solo ocasiona hipocresía, conflictos, relaciones tóxicas y afectaciones a la salud.

9. Dejar de depender “del que dirán”

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Tu verdadera libertad radica en que no dependas o estés pendiente de lo que los demás piensen de ti y de lo que haces. Cuando tienes una sana autoestima, gracias a tu crecimiento espiritual, intelectual y humano, te dejará de importar o dejarás de darle prioridad a lo que otros opinan de ti.

Sabrás darle su verdadera importancia y valor a cada persona porque las verás tal cual son:  La gran mayoría de las personas tiene sus propias crisis, miedos, problemas e inseguridades, y no tiene idea de lo que hacen con su propia vida. ¿Cómo, entonces, pretenden juzgarte o darte una opinión sobre la tuya?

Continúa introspectando, mantén tu diálogo interno y toma decisiones en base a esté, vigila lo que piensas, sientes y hablas y estarás bien contigo misma y con lo que haces. ¡Ah! y recuerda desahogarte y golpear a solas y sin dañar a nadie.

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