“No soy perfecta pero sé quién soy.” ¡Esta cita me voló la cabeza cuando la leí! Así citaba un periódico local al ex-congresista demócrata en la capital estadounidense, Roberto García, en una reciente entrevista que se le realizara cuando estuvo de visita en la Isla de Puerto Rico.
Interesante por demás, pues en la misma éste hablaba de sus aciertos y también desaciertos. Sin embargo, en realidad no me preguntes nada más de la entrevista, pues nada se me marcó más en el pensamiento como estas palabras: “No soy perfecta pero sé quién soy.”
Escribí una serie de artículos, con la intención de romper con esos mitos que muchas veces nos autoimponemos de que debemos ser mujeres completamente perfectas para poder ser exitosas, admiradas, respetadas, amadas…
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Perfetamente imperfecta, imperfectamente perfecta
En fin, para que nos validemos como mujeres y personas. Sin embargo, ya les he probado que nada de eso es verdad y que tus defectos, así como los míos, están estratégicamente colocados donde están para ayudarnos a ser quienes somos. Así que, después de todo, no hay razón para sentirse avergonzadas, sino de ¡celebrar!
Ahora bien, entrando al tema de hoy, el cual está relacionado con la cita de apertura, no ser perfectas pero saber quiénes somos. ¡Yes! De verdad que me encantó cuando leí esto. ¿Por qué? Porque tiene mucha relación con no aceptar la imperfección. Si me acompañas a analizar en detalle esta cita, entenderá lo que quiero ilustrarte. Vamos a ver.
En primera instancia, la palabras del ex-congresista reflejan conocimiento personal. Esto quiere decir, que ciertamente él sabe en esencia quién es. Por eso puede entender y aceptar el hecho de que no soy perfecta, ni que esté libre de defectos.
En otras palabras, tiene claro que es parte de su naturaleza ser imperfecto. Sin embargo, quiero profundizar un poco más, particularmente cuando dice que sabe quién es.
Imperfeccion qué es…
No es que sabe quién es porque reconoce sus defectos, sino porque sabe que sus defectos no lo definen como persona y mucho menos encajonan o limitan para ser o mostrar a otros la mejor versión de sí mismo. ¡WOW! ¡QUÉ COSA MÁS BRUTAL! (como decimos acá en Puerto Rico, la Isla del Encanto, para referirnos a algo que está ¡espectacular!)
Significado de perfección e imperfección
¿Qué te quiero decir con esto? Que en realidad tú no eres tus defectos. Incluso, me atrevería a decir que ni tan siquiera tus virtudes. Tú no eres una etiqueta que lleva sobre sí la marca de lo que otros piensan y dicen que eres. El problema con creer que eres tus defectos o virtudes es que, sin darte cuenta, comenzarás a vivir de acuerdo a la etiqueta que te han puesto, para cumplir con la expectativa de lo que se dice de ti.
Y cuando haces esto, dejaste de ser tú para ser lo que otros dicen que eres. En otras palabras, comienzas a vivir una identidad que no te corresponde, que no es tuya. Terminas siendo otra persona que no eres tú, solo por tapar tus defectos. Y como consecuencia, te agotas, te frustras, te sientes insatisfecha y cada vez menos deseada a causa de “tus imperfecciones”.
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Mujer imperfecta, mujer con propósito
Ahora bien, ¿Cómo combates esto? Tal como lo hizo el señor García, aceptado como parte de su esencia sus imperfecciones. Entendiendo que son parte de tu diseño único y que éstas no son determinantes al momento de ser una mujer valiosa, amada, aceptada y respetada; y mucho para alcanzar todas tus metas.
Por irónico que parezca, en la medida en que comiences a, no tan solo aceptar, sino celebrar, disfrutar de tus defectos, de esa misma manera te estarás librando de la carga emocional que te imponen y a su vez estar en una posición de ventaja para seguir alcanzando tus metas.
Esto te lo dice alguien que logró aceptar sus imperfecciones y comenzar a vivir una vida totalmente próspera en todas las áreas de su vida.
Mientras vivía presa del miedo y la vergüenza por creer que mis defectos me descalificaban, comencé a vivir una vida que no me pertenecía. Una vida que, lejos de dejarme mucha satisfacción, me dejó mucho dolor. ¿Por qué? Porque estaba viviendo fuera de mi propia piel.
Vivía para complacer a los demás, con tal de ser aceptada. Cada vez que cometía errores, me encargaba de castigarme y flagelarme emocionalmente lo suficiente, como para no querer volver a cometer los mismos errores. Total, ¿para qué? En realidad ¿qué resultado pude sacar de eso?
Madres imperfectas
De verdad que ninguno, más allá de quebrar toda mi vida: mi persona, mi familia, mis relaciones, mi carrera, mis finanzas, mi contribución al mundo… en fin, todo. Por eso sé de lo que te hablo cuando te digo que la perfección es una mentira que se nos inserta en las emociones, así como un virus en el disco duro de las computadoras. Y no sé que pienses tú, pero ninguna mentira es buena, ni tampoco hace bien.
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Frases de imperfección
¿Qué hice además de aceptar mis imperfecciones y celebrarlas? Pues a continuación te voy a compartir varias estrategias que utilicé que me ayudaron mucho:
1. Reírme de mis imperfecciones
En lo personal tengo un sentido del humor algo morboso. Por tanto utilicé mi habilidad para burlarme irónicamente de las situaciones y comencé a hacer chistes de mí, mis despistes y mis defectos.
No tan solo a mí misma, sino con personas de mi confianza. Incluso, no sé si lo han notado en algunos de mis escritos, o quizás si han leído mi blog, pero aún ahí también me río de mí y de los momentos que paso. Al hacer esto, dejé de ver mis defectos como una amenaza para mejor verlos como algo inofensivo y gracioso de qué reírme.
2. No aceptar de nadie comentarios despectivos o denigrantes a causa de mis errores o defectos
En este caso cada vez que alguien se quejaba o trataba de hacer algún comentario que sugiriera en manera alguna que debía sentirme mal o avergonzarme por mis errores, no se lo permitía. Por ejemplo, podía contestarle a alguien: “El problema no es con mi persona, sino con lo que estoy haciendo.
Por favor, concentrémonos en la acción, que es lo que hay que corregir y no en mí.” También supe decir: “Perdóname si con mi error provoqué x situación, no fue mi intención.” Si la persona insistía en martirizarme con el error, le contestaba: “Gracias por hacer claro el punto.
Ya me disculpé. Lamentablemente en retrospectiva no puedo hacer nada, lo tendré presente para una próxima ocasión. Pero si insistes en acosarme con el error, lamentablemente no me voy a quedar aquí escuchando más de lo mismo.
Lo que decidas hacer conmigo está muy bien.” Finalmente también en algún momento dije: “No tengo por qué sentirme mal conmigo misma por cometer errores, pues nos guste o no, mi naturaleza es ser imperfecta y yo me acepto tal como soy. Si tú no puedes aceptarme como soy, entonces no tenemos más que hablar.”
3. Intentar cada día ser la mejor versión de mí, concentrándome en mis fortalezas
Dicho de otra manera, dejé de prestarle atención a mis defectos y comencé a darle más tiempo, energía y cariño a mis fortalezas. Me concentré en áreas de mi vida que me ayudan a crecer y desarrollarme, en lugar de desperdiciar el tiempo tratando de cambiar algo que jamás podría cambiar.
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Bueno amiga querida, con este artículo cierro esta serie perfectamente imperfecta, mamás perfectamente imperfectas ¡que importa! Soy perfectamente imperfecta ¡y me encanta!. Espero haya sido de gran provecho para ti. Más aún, que dentro de tus metas, aceptar tus imperfecciones sea una de las primeras que tengas en la lista.
¿Por qué? Porque en la medida en que comiences a vivir en tu propia piel, tu propia identidad (defectos incluidos, que conste) entonces, sin darte cuenta, comenzarás a vivir la vida perfectamente ordenada para la cual fuiste creada.
Y finalmente será la verdadera mujer que habita en ti. Por lo pronto será hasta mi próxima intervención. Reciban todas unos calurosos y fuertes abrazos de mi parte. Gracias por leerme, compartirme y comentarme.
Madre a tiempo completo | Estratega de Negocios | Conferenciante | Maestría en Comunicación y un bachillerato en
Ciencias de la Conducta Humana | Imparte cursos universitarios | Creó el programa de capacitación empresarial para jóvenes, Project Generation E. | Fue parte de la Junta de Directores del Museo del Niño y de la Junta Asesora del Instituto Empresarial para la Mujer | Actualmente escribe su primer libro.