Una buena manera de romper la monotonía de tu relación y de explorar la sexualidad con tu pareja es participar en un intercambio de pareja, lo que se conoce como hacerte swinger.

Aunque muchos se puedan llevar las manos a la cabeza, lo cierto es que es una práctica frecuente y que, pese a ser todavía tabú, cada vez más parejas se atreven a probar. Algunos estudios argumentan que los participantes de estos encuentros son más felices con su vida sexual con lo que, ¿por qué no quitarse los prejuicios e intentarlo?

Antes de lanzarte al ruedo es buena idea pensar en qué punto de tu relación te encuentras. Para ser swinger es básico tener mucha confianza con tu pareja, tener mucha seguridad y, principalmente, tener ganas de experimentar y abrir nuevos horizontes en tu pareja.

Si bien hacer un intercambio de parejas cuando te sientes bien en tu relación puede hacer que esta avance un paso más y mejore la vida sexual, es una mala idea planteártelo cuando no se encuentran el mejor momento de su relación (ya sea emocional o sexual).

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Si crees que estás preparado, lo primero que debes hacer es discutirlo con tu pareja. Nunca se deber forzar a la otra persona a hacer cosas que no quiera hacer y mucho menos se debe poner en riesgo la relación.

Tienes que ver si los dos están en la misma página y si, aunque tú creas que no habrá problemas, ella o él se ve capaz de lanzarse. También es importante establecer unos límites sobre qué quieren hacer y qué no.

Las opciones son varias, desde simplemente mirar, pasando por tener sexo sin que nadie se sume hasta participar en un intercambio o incluso en una orgía.

Tener claro, eso sí, que esa frontera que pongan puede ir cambiando con el tiempo si siguen avanzando en el mundo swinger. La comunicación es clave para que la experiencia sea placentera y no les traiga quebraderos de cabeza.

¿Cuáles son entonces las reglas básicas? La primera es no establecer lazos afectivos con las personas ajenas a la pareja. Lo que se pretende es explorar la sexualidad, no resolver una crisis emocional (por eso no se recomienda a parejas con problemas), por tanto, los sentimientos se quedan fuera o reservados a la pareja.

Para ello, pueden decidir, por ejemplo, no besar a personas ajenas, o de nuevo establecer unos límites sobre qué hacer y qué no hacer. Lo segundo, y aún más importante, utilizar siempre condones para evitar cualquier posible enfermedad de transmisión sexual.

Lo tercero es respetar también a las otras parejas. Igual que ustedes han establecido qué  probar y qué no, también los demás lo habrán hecho y por tanto es posible que rechacen el ofrecimiento.

Si es así, no insistan, dejen que cada uno mantenga su intimidad. Por último, tener en cuenta que esta práctica es una más que se incluye dentro de la sexualidad de la pareja.

Una vez que ya está decidido, que habían establecido esos límites y que tienen claras las normas anteriores, lo siguientes es buscar un lugar. En España encontrarán muchas ciudades que disponen de locales para swingers, aunque también podrán sumarse a alguna fiesta temática o en reuniones organizadas para ello.

También a través de internet es posible encontrar a parejas que se ofrecen para este tipo de intercambios. Cuanto más grande sea la ciudad, claro, será más fácil.

Infórmate de las fiestas y escapadas swingers que se estén organizando en tu ciudad. Eso sí, después de la primera experiencia no te olvides de comentar con tu pareja cómo ha sido la experiencia y cómo se ha sentido, quizás la próxima vez os atreváis a ir un paso más allá.

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