Al contrario de lo que todo el mundo cree, hacer de la decoración una disciplina femenina no consiste en inundar de tonos rosados una habitación. Y no, tampoco es necesario llenar cada rincón de flores. Lo ideal es buscar un estilo elegante y chic.

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Tonalidades masculinas frente a colores femeninos

Distinguir entre decoración femenina y masculina supone dejar claro que nada tiene que ver esta distinción con la idea general de la masculinaidad y la feminidad, y tampoco significa que una decoración u otra sea excluyente para mujeres y hombres.

Si hablamos en exclusiva de una cuestión de diferenciación estética, la decoración masculina se caracteriza por ambientes más sobrios, con colores oscuros, líneas simples y rectas. La decoración femenina apuesta por espacios más coloridos y con mayor detalle.

De ese modo, vemos que la oscuridad se vincula a lo masculino y los colores suaves y con luz están más asociados a lo femenino. El lado femenino de la decoración se siente cómodo con colores que van desde el rosa chicle, hasta el verde exótico, pasando por el amarillo o el morado. De ahí que muchas veces se asocien la carga extra de iluminación con la feminidad.

Materiales y texturas

Otro aspecto importante de la decoración es el tipo de material a utilizar. El ladrillo visto es un acabado que aporta masculinidad, al igual que la madera envejecida. Para el suelo, son adecuados el suelo laminado.

Otros materiales asociados a la decoración con toques masculinos son el acero, el microcemento, el cristal e incluso el cuero.

Los materiales que rezuman feminidad también existen. El mimbre es uno de ellos. Es exótico, cálido y confortable, al tiempo que elegante. Este material puede combinarse con elementos textiles, que en los ambientes femeninos ocupan un rol fundamental.

La madera también puede estar presente en una estancia con toques femeninos, pero es mejor decantarse por modelos más claros, incluso maderas decapadas, ya sea para el suelo, las paredes o los muebles.

El papel pintado es otro material más asociado a la decoración femenina que masculina. Se puede usar en cualquier espacio de la vivienda, ya sea para vestir el salón, la cocina o incluso en el dormitorio, como sustituto del cabecero. Las rayas horizontales ayudan a crear sensación de amplitud al tiempo que hacen parecer más bajas las paredes, creando un espacio acogedor. Las verticales, estilizan el dormitorio.

Estilos femeninos frente a estilos masculinos

En cuanto a estilos decorativos como tal, buenos ejemplos de ambientes femeninos son los que están decorados con el conocido estilo shabby chic, o bien apostar por ideas más coloniales y campestres. ¿Cómo se puede conseguir esto? Con madera decapada, motivos vegetales en las paredes, flores, adornos con toques dorados, textiles con estampados, etc.

Estos ambientes femeninos se enfrentan con una decoración más masculina donde destaca, entre otros, el estilo industrial. En esta forma de decoración están presenten los colores oscuros y materiales como el gierro, la madera, el ladrillo o el cemento.

Detalles que aportan feminidad a la decoración

Además de estos elementos generalistas que enfrentan la decoración con toques femeninos de la más masculina, con unos pequeños detalles decorativos se pueden conseguir estancias con un aire muy femenino.

Uno de ellos es el de combinar los tonos suaves con el fin de alcanzar una decoración relajante. Volviendo al inicio, debemos abandonar que el rosa es un color exclusivamente femenino y utilizarlo combinado con otros tonos pastel, para conseguir espacios íntimos y placenteros.

Un segundo detalle que añade feminidad a cualquier estancia es incluir elementos artesanales. Lo artesanal triunfa en decoración, y el macramé, al estar hecho con fibras naturales -cuerdas e hilos de seda, algodón o lino, entre otros- es perfecto para habitaciones cálidas, y se adapta perfectamente a los estilos decorativos más feminizados.

Y no, no se trata de fomentar estereotipos, pero un pequeño tocador es algo que cualquier mujer desea para su habitación, su vestidor o su baño. Se puede conseguir de manera sencilla adaptando una mesa pequeña, una butaca o una bandeja de madera. Este lugar será el espacio donde colocar pergumes, maquillaje, un espejo y el resto de accesorios obligados para esta tarea.

Por último, y es una idea bastante económica, es apostar por incluir muchos cojines, tanto en el dormitorio como en el salón, e incluso en las butacas. Los cojines, con su suavidad, se asocian con lo femenino, y se puede potenciar esa idea optando por tonos pastel.

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