¡Hola! ¡Qué bueno saludarte nuevamente! Aquí estoy otra vez compartiendo contigo en el segundo artículo de la serie Perfectamente Imperfecta, donde el primero fue Reconoce las Imperfecciones de la Mujer Perfecta que Habita en Ti . Estoy sumamente emocionada y contenta con la oportunidad que tengo de escribir sobre este tema, pues, en mi opinión, la perfección es una mentira que ha minado el potencial y el desarrollo de mujeres tan maravillosas como tú. Y tengo el firme propósito de romper con esas mentiras para ayudarte a ser la mejor versión de ti que fuiste intencionada para ser. Por tanto, no dejes de seguir esta serie de artículos, comentarlos y compartirlos. Tengo la seguridad en mi corazón de que será para bien de todas. Pero, ahora, a lo que vinimos.
Dice un dicho popular que todo depende del color del cristal por el cual se mire. En otras palabras, interpretamos la realidad dependiendo de nuestros marcos de referencia, que en resumidas cuentas son nuestras experiencias de vida; aquellas que nos han definido y marcado para ser quienes somos actualmente.
Pero, ¿qué significa esto para ti o para mí? Bueno, pues, que TODOS LOS EVENTOS o CIRCUNSTANCIAS en que nos vemos involucradas, son en realidad neutrales en su totalidad. Quiere esto decir que, no son ni buenos ni malos en sí, a menos que nosotras mismas lo determinemos.
Dicho de otra manera, si tu novio o tu marido te fue infiel y se fue con otra mujer, lo mismo puede ser para ti como ganarte la lotería del millón o, por el contrario, ¡como una desgracia tan grande como el hundimiento del Titanic!
Al final de cuentas, una cosa o la otra, solo tú determinarás la carga positiva o negativa que tendrá en tu vida semejante evento.
Ahora bien, este mismo principio de la relatividad de los eventos, igualmente aplica al concepto de la perfección. ¡¿Qué qué?! ¡¿Al concepto de la qué?! ¡¿De la perfección?! ¡¿Es que la perfección es un concepto?! Pero ¡¿desde cuándo?!
Y de paso, ¿me pueden explicar por favor lo que es un concepto, a ver si puedo seguir la línea? :D!!! Claro que sí, con mucho gusto, pero una respuesta a la vez.
Para comenzar, sí, la perfección es un concepto. Y, para aclarar, un concepto es una idea, una opinión, un juicio que se tiene sobre algo. Por tanto, la mejor noticia detrás de esto es que, ¡UN CONCEPTO NO ES UNA VERDAD ABSOLUTA! Es solo una idea que se tiene con respecto a algo y se comparte con otros. Yes!!!
Ahora bien, el concepto de la perfección existe desde que el mundo es mundo y el ser humano existe. Tanto así que aún desde los tiempos bíblicos se hablaba de la perfección. Incluso, el mismo Jesús en algún momento exhortó a sus seguidores a “ser perfectos como el Padre (Dios) es perfecto.”
Y aunque bien en este contexto Jesús se refería a que condujéramos nuestras vidas con sabiduría para hacer buenas obras a los demás, lo cierto es que aún desde tiempos tan remotos como estos, el ser humano ha sentido la urgencia de alcanzar la perfección.
Sin embargo, la interpretación histórica de la perfección no finalizó con la exhortación de Jesús. Según podemos ver, más adelante en la historia de la humanidad, diferentes vertientes del pensamiento humano tales como: la teología, los escolásticos, filósofos y la ciencia de la conducta humana (entre otros) también han tratado de definir la perfección.
Tomemos por ejemplo la filosofía. Según ésta, la perfección se puede definir de dos maneras. Una de las definiciones es: acabado, listo, terminado. Por tanto esto quiere decir que en la medida en que algo esté completado, que no necesite el toque final, entonces estará perfecto.
En segunda instancia, la perfección también fue definida como: el mejor en su género, que nada lo supera. Esto quiere decir que, dentro de una misma categoría, aquello que tenga un nivel superior, entonces será perfecto.
Entre otras cosas, así como la filosofía, en algún momento también la teología hizo su entrada al ruedo de la discusión. Claro está, no podía quedarse atrás. Es por esto que la misma trató de explicar lo que era la perfección definiéndola como: un atributo divino que responde al Ser Supremo de Dios.
En otras palabras, para la teología cualquiera que no fuera Dios, carecía de este atributo divino. Así que, amiga querida, a juzgar por esto no te vistas que no vas, porque perfecto solo es Dios. ¡Ah, claro está, a menos que seas divina :D! Solo una broma.
Ahora bien, también los escolásticos, así como los sicólogos han definido el concepto de la perfección. En el caso de los primeros, parecía que definir el concepto era muy difícil para ellos porque lejos de simplificar la definición, creo que lo complicaron.
O más bien, pudiéramos decir que fueron más listos. Sí, creo que sí. Después de todo fueron más listo, y les explico por qué. Resulta que parece que, para estar en paz con todo el mundo y no contradecir a nadie los escolásticos dieron dos definiciones para perfección.
Una, catalogada como la perfección absoluta, y la otra como la perfección relativa. Pare ellos la primera se refería únicamente a aquella que le pertenecía a Dios. En otras palabras, tal como fue definida por los teólogos. Sin embargo, la segunda (la perfección relativa) fue considerado como un atributo que se puede adjudicar a cualquier cosa que es perfecta en sí misma (algo así como los filósofos).
¡Dicho de otra manera, cada cosa, cada quien es perfecto tal cual es. Si sabrán como niños grandes. Terminaron dándoles la razón a los dos!
Finalmente, aunque la sicología no define como tal el concepto de la perfección, sí define el comportamiento de una persona que vive persiguiendo el ideal de la perfección. ¡Ajá!
Haciendo un paréntesis, si es un ideal, es porque no es real ¿Lo has pensado? Eh, eh, no me contestes todavía. ¡Guarda la respuesta para después que termines de leer! De todas formas, según la sicología, una persona que persigue este ideal, se conoce como una persona perfeccionista.
Esto quiere decir, que tiene una tendencia de realizar cualquier cosa en su vida, persiguiendo el ideal de la perfección. Ahora bien, según los expertos del comportamiento humano, ser una persona perfeccionista tiene su lado bueno y su lado malo. Por ejemplo, quizás para ti, ser perfeccionista, puede ser un factor de éxito, pues puede ser la fuerza que te motive a superarte cada vez más. Sin embargo, cuando esta tendencia se convierte en una obsesión… Oh, oh…
Esto son palabras mayores y la historia puede ser otra; pues esta OBSESIÓN con ser perfecta puede ser la causante de grandes males tales como: la depresión, frustración, parálisis emocional ante los retos… En fin, la fórmula perfecta por la cual sientas que tu vida es un fracaso.
¿Y por qué esto? Porque quienes se obsesionan con la perfección, muchas veces pueden limitarse a emprender cosas por el miedo al fracaso, porque piensan que si no tienen TODAS las condiciones perfectas para lograr sus metas, mejor no se arriesgan. Así que amiga, mucho ojo con esto.
Ahora bien, ¿qué tiene que ver toda esta explicación con la esta serie de artículos sobre la perfección? Ah, ¡Excelente pregunta! Pues resulta amiga mía que, tal como te dije al principio, la perfección es un concepto.
En buen español ¡Es La Opinión Generalizada De Algún Individuo Que No Tenía Nada Más Que Hacer, Más Allá Que Hacer Nuestra Vida De Cuadros Al Hacernos Creer Que Para Que Vivamos Vidas Exitosas Debemos Vivir Vidas: Libres De Luchas, Defectos, Situaciones Difíciles, Con La Cuenta De Banco Rebosante, Una Familia Feliz Que Se Adora Y Nunca Pelean, Un Novio O Marido Último Modelo Conciente De Todas Mis Necesidades Y Que Daría La Vida Por Mí, Una Casa Tan Bella Que Parece Sacada De Una Revista,Un Auto Último Modelo Con Todos Los Botones Y Accesorios Tecnológicos, Además De, Un Cuerpo Y Una Apariencia Física Súper Despanpanantemente Envidiable Que Nos Hace Tener A Todos Esos Hombres Rendidos A Nuestros Pies Y A Nuestras Amigas Ponerse Verdes De La Envidia!
Y claro está, todas esas ideas irreales, mal preconcebidas que tenemos todas y cada una de nosotras sobre lo que debería ser nuestra vida idealmente perfecta, y que no me caben en este artículo para citar. ¿Sabes de lo que estoy hablando? ¿Verdad? ¡Claro que me entiendes!
En algún momento de la existencia de la humanidad, alguien lanzó al espacio su definición de lo que era ser perfecta. Para bien o para mal, por alguna razón, esta definición se convirtió en el estándar social sobre el cual debes medir tu vida y los resultados de tus decisiones.
¿Qué sucede con esto? Que cuando tu vida no se ajusta a esta definición te hace creer que existe algo malo en ti, además de imponerte una carga emocional para que alcances metas irreales que no es necesaria, porque esa vida no fue diseñada para ti.
Pero, y ¿cuál es ese estándar? Según es conocido para todas, ser perfecta en este tiempo implica estar libre de defectos.
Dicho de otra manera es: tener un cuerpo y una piel envidiable, alcanzar una posición de prestigio en lo profesional, ganar mucho dinero, tener el poder de adquirir cosas materiales valiosas, contar con la aprobación y aceptación de todos cuantos te rodean, tener hijos hermosos, brillantes y bien educados, viajar, disfrutar de cada detalle de la vida sin preocupaciones, tener una relación de pareja donde eres amada y protegida… En fin, creo que tú mejor que yo sabes lo que te estoy diciendo.
Sin embargo, aunque todo esto en esencia suena muy bien, NO ES REAL. Lo único real de esta definición moderna de perfección es que, simplemente, es la opinión de LA VIDA IDEAL QUE ALGUIEN QUISO VENDERNOS COMO EL ESTANDAR PARA VIVIR UNA VIDA FELIZ Y PRÓSPERA. Por tanto, si es una opinión generalizada, NO ES VERDAD, pues la verdad no cambia de persona en persona, más sí las opiniones.
¿Qué quiero decirte con todo esto? Que la perfección es un concepto que varía de persona a persona. Tal cosa como vivir una vida libre de defectos, conforme a un ideal particular, no es real.
Que tratar de vivir para llenar las expectativas de lo que otros han definido como la manera correcta de vivir, solo te llevará a agotarte, frustrarte y derrotarte. ¿Por qué? Porque muy probablemente este ideal de una vida perfecta solo responde a la realidades de aquellos que lo promueven, pero no necesariamente a las tuyas. ¿Por qué? Porque no fuiste diseñada para vivir esa vida, sino tu propia vida.
Fuiste creada para ser exactamente quién eres, tú. Por tanto, las condiciones específicas que se dieron para que fueras quien eres, solo se dieron para ti. Esto quiere decir que el único estándar por el cual debes medirte, es aquel que fue diseñado con las especificaciones que se dieron cuando hicieron tu diseño único.
En otras palabras, cuando vayas a comparar los resultados de tu vida y de tus decisiones, deben ser basados en aquella realidad que se dio específicamente para definirte, y no por aquellas que se dieron para definir la vida de los demás.
Mientras vivas midiéndote a la luz de las exigencias de los demás, nunca lograrás ver tu propia riqueza, nunca estarás satisfecha, siempre estarás frustrada pensando que hay algo de malo en ti. Y en realidad no es que haya nada de malo en ti, es la manera en que te estás mirando y definiendo lo que está equivocado.
Lo mejor de todo es que, dado que todo esto son ideas que adoptas como tuya, la solución está en tus manos. Y esta solución no está en cambiar lo que te hace ser quien eres, sino la manera en que te ves a ti misma.
La perfección es un concepto que varía de persona en persona. Si estás insatisfecha con tu vida, porque piensas que los resultados que has tenido no se ajustan al estándar de perfección popular o aceptado, muy probablemente lo que debes cambiar es el color del cristal por donde estás mirando. Debes cambiar tu definición de perfección en lugar de querer cambiarte a ti misma.
Amiga, hasta aquí mi intervención de esta semana en esta serie sobre lo perfecto de nuestras imperfecciones. Espero poder seguir compartiendo contigo durante los próximos artículos. Recuerda seguirlos, comentarlos y compartirlos. Será hasta la próxima semana.
Madre a tiempo completo | Estratega de Negocios | Conferenciante | Maestría en Comunicación y un bachillerato en
Ciencias de la Conducta Humana | Imparte cursos universitarios | Creó el programa de capacitación empresarial para jóvenes, Project Generation E. | Fue parte de la Junta de Directores del Museo del Niño y de la Junta Asesora del Instituto Empresarial para la Mujer | Actualmente escribe su primer libro.