CAPITULO III
¡Paren al Mundo! Tengo 40 y más… ¡Me Quiero Bajar!
Caminante no hay camino…
– ¡Suban al auto, ya es tarde!
¡Qué tan maravilloso se vuelve el salir de casa 5 minutos más tarde de lo acostumbrado! ¿Podemos ser capaces de librar el trafico?
Quizás si, tengo el poder de ser como piloto de carreras, el más veloz para poder recuperar el tiempo, que en esta gran urbe nos ha enseñado que 5 minutos tarde hacen una diferencia de 1 hora en el camino al regreso, y eso mis queridas amigas es un lujo que no me puedo permitir.
Así que nos apresuramos, bueno, mi hija y yo por que mi adolescente EL SE TOMA SU TIEMPO… ¿Qué pasa en los adolescentes que hoy piensan que sus mamis debemos rendirles culto? ¿Porqué por más que le explico no alcanza a entender la teoría de los 5 minutos?
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Tomo mi bolsa, mi hija ya dentro del auto y «él»… lento pero seguro, ¡avanza!, yo con todo mi amor lo veo y trato de sonreír para, con una frase amorosa hacer que agilicé sus pasos. Desafortunadamente para él, y para mi ¡no lo logro! Ouch!
Nuevamente esta etapa en la que se supone que a los 45 ya soy madura pero aún uso mochilas para mujer porque son cómodas de usar, aunque ya no soy una niña debo tener la paciencia necesaria para poder hablar antes de gritar. ¡QUE COSA TAN DIFICIL! De esta manera sale de mi boca solo en lo que mi mente esta concentrada, debo llevarlos al colegio y ganarle al tráfico para poder llegar también al Gimnasio o a Trabajar o a donde quiera que vaya.
– ¡Apúrate! ¡Ya vamos tarde!
Pero que pasa que en la inmensidad de sus 14 años de su boca no salen más que susurros, y sus pies siguen ¡lentos pero seguros! ¿Que hacer?, ¿Lo empujo?, ¿Un tehuacanazo?, ¿Le vuelvo a gritar? RESPIRO y solo me queda hacer cara de ¡ya por favor! y él… decide apresurarse, no sin antes decirme, que la leche sabia feo.
¿Feo? ¿Feo? ¡Si solo le puse el chocolate! y ¡claro que me fije si estaba caducada! (digo, por si alguien tenia la duda).
Subimos mochilas, y nos acomodamos, listos ya para tomar camino, enciendo el motor y en automático se conecta mi teléfono a esta maravilla que es el Bluetooth, con mi música favorita me encanta la Oreja de Van Gogh.
Que buenas canciones muy apropiadas para estos 45 que tengo hoy, y ya cuando empezaré a cantar para bajar el estrés una vocecita a lo lejos se hace notar…
-Mami, mami, maaaaaa , ¡Cámbiale! ¡Eso no me gusta!
Aquí entra mi gran amor de madre y el momento en el que me vuelvo obligadamente moderna.
-“ok, mi vida, pon tu lista”.
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Así que tomamos camino los tres rumbo al colegio, tarareando, y repasando este ingles que la globalización nos dice que debemos aprender muy bien y en eso estamos cuando el reloj de el coche es visto por mi nena pequeña, la cual es muy puntual, no le gusta llegar tarde, ella como buena mujer, entendió muy bien el concepto de respetar los tiempos y estar siempre puntual en todos lados, y no solo eso también esta muy consiente de los 5 minutos de retrasó y lo que esto ocasiona.
-“Ma’ ¿vamos a llegar a tiempo? ¿Vamos tarde?».
-“Nop, no te preocupes, vamos bien y en estos momentos le meteré turbo”.
Así que WONDER MAMÁ sale a todo para llegar a tiempo, pero en eso nuevamente el monstruo del reloj se hace presente ala vista de mi niña, que comienza a transpirar de nervios y entonces la frase que cambia todo el estado anímico de el recorrido:
-“!Esto es culpa de mi hermano! ¡Si el hubiese salido a tiempo no iríamos retrasados!”
Aquí empieza a sonar en mi cabeza la música de terror. ufff ¿que hacer? El hermano recordemos, puberto, esta a dos de contestar, ¿será agresivo? ¿En que se convertirá este trayecto? ¿Nos dará tiempo a llegar tranquilos? O de plano no pasará nada…
Mi mente entra en este mood (estado anímico) de paciencia y quédate en blanco, hay un grillito que me habla y me dice que no conteste y que tranquila, pero, pasa lo que tenia que pasar. Él contesta:
-“¡No seas exagerada, salimos bien y estamos a tiempo yo no me tarde, mi mámá maneja muy despacio!”
WHAT? ¿Cómo?! Grillito hazte un lado, jajajaja ahí comienza el dia maravilloso…
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Pienso:
– Punto número uno no manejo lento soy precavida porque traigo a dos menores conmigo y soy respetuosa de las señalizaciones de transito, estoy enseñándoles, a respetar los limites.
– Punto numero dos ¡Si saliste tarde!
Aquí llegamos a este punto en que el tiempo se pasa volando, en este momento pienso, ¿me bajo? ¡Claro que quiero salir corriendo!¡, escaparme, bajarme y no voltear para tener unos momentos y respirar…
Pero entonces entra mi super poder, este poder en el que a todos los hago invisibles, o son solo sombras que mueven su boca, no escucho, volteo hacia dentro del coche y los veo moviendo los labios y moviendo las manos, observo los autos que van a mi lado y la mayoría de ellos son familias como la mía, algunas cayeron en la discusión, y se notan enojadas, otras simplemente soltaron también algún manotazo, y de verdad me hace pensar que afortunadas somos de contar con este poder.
¿En verdad quiero bajarme?
Se que mi reacción, a veces impaciente, se debe al cumulo de cosas que traigo sobre mi, quizás tengo pequeños trozos de piedra que se han depositado en mi espalda creando un gran bloque y a veces llegan a pesarme tanto que quizás solo quizás en ese preciso momento ESTA piedrita me esta creando una molestia que se clavo en mi espalda, me da una punzada y estoy a punto de gritar. ¡Claro que me gustaría gritar¡
Por supuesto que quiero salir corriendo…
Porque traigo este conjunto de piedras, que se han convertido en un bloque, entre tantas cosas que llegan a mi cabeza, a mis sentimientos, tengo conocimiento de ciertas situaciones, o familiares enfermos, o quizás amigas con problemas, secretos que debo guardar, etc.
Cada una de estas piedras son realidades que me absorben, desde las tristezas y alegrías de mis amigas, las preocupaciones de mi pareja, las preocupaciones y alegrías de mis hijos, mi familia y por si fuera poco, ¡Mis preocupaciones, mis tristezas mis alegrías!
Pero entonces, volteo a mi espalda y tomo este trozo de «mi bloque», esta pequeña piedrita esta que es una esquinita de mis preocupaciones del día, y decido que en este momento aún y cuando quiero gritar, decido ¡No hacerlo!
Decido soltar este trozo de mi bloque, guardo silencio, observo, disfruto y lo dejo caer. Libero este sentimiento, respiro profundo como en muchas otras ocasiones, y pienso que esta no es una batalla debo librar, esta es solo un momento que debo soltar, y lo dejo caer, disfruto la caída.
Me pregunto nuevamente ¿Me quiero bajar? ¡NO! ¡Hoy no!
Así que dejo a mis hijos, que ya para ese momento en el que no entre a la discusión, sino que enfoque mi mirada hacia mi destino sin dejar que me envolvieran en la disputa, los dejo tranquilos y me alejo pero ya con una sonrisa en mi rostro, porque logré no gritar y si solamente soltar…
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¿Que me han enseñado estos 40 y más…?
Pues que debo aprender a sacarle provecho a las situaciones y si saber escoger las batallas que vamos a librar, y solamente hacer que pase el tiempo sin que esto se convierta en una piedrita que alimente mi bloque.
Esta vez decido hacer una «Spa Water», ¡un relajante! De estas que cuando pruebas recibes el sabor en tu boca y sientes el placer de la calidez del limón en tu garganta y este solamente con un vaso de agua mineral unas rodajas de limón y kiwi, mismo que previo he dejado reposar y eso si muchos hielos para sentir como baja el calor de mi cabeza.
Lo disfruto y contemplo el momento que nunca olvidaré y que se que cuando sean mayores recordaremos con risas en los momentos de convivencia familiar y agradeceré a Dios el poder que me dio para ser una Wonder Woman, que me ayuda a no quererme bajar.
Tengo 45 años, soy LAE, me he desarrollado siempre en el área de ventas, en estos momentos de mi vida me encuentro con la profesión mas importante, Soy Mama, Esposa, Amiga, y todo lo que deriva de esta profesión. Me di cuenta que en estos 45 años que tengo de vida muchas mujeres se encuentran en mi posición con ganas de salir adelante, por lo que busque la forma de ayudarme ayudando.
Imparto cursos de motivación enfocados a mujeres, en la búsqueda de ayudarnos a ser mejores, valorarnos, y ayudarnos a ser valoradas por las personas que están en nuestro entorno. me gusta escribir del día a día, siempre con la finalidad de darnos cuenta que si bien no podemos arreglar el mundo por lo menos podemos tomarlo, respirar y darle el enfoque necesario para no afectar nuestros sentimientos, y llenarnos de fuerza para enfrentar el día a día, empoderándonos con mente positiva, para ser mejores.
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