Con las exigencias modernas, las mujeres estamos encaminadas a un estrés excesivo que nos mata. Sin duda sólo cuando escuchamos que sólo en Estados Unidos el 80% de los que se suicidan son hombres entre 24 y 29 años de edad que no supieron manejar el estrés, este mal de nuestro días, empieza uno a pensarlo con otra perspectiva.
Parece ya hasta absurdo querer controlar el estrés cuando estamos en una vida moderna plagada de estímulos que nos mantienen más que al borde.
Existen dos grandes verdades que muchas veces no tomamos en cuenta:
- ¡Sí podemos hacer algo aquí y ahora para mejorar nuestra calidad de vida! Y no es huir…
- Somos responsables de nuestra conducta, no somos unos títeres de lo que sucede afuera.
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Hay un refrán que menciona que al que no le llueve le llovizna (a propósito de estas épocas de lluvia) haciendo referencia que siempre habrá algo en nuestra vida a lo que tengamos que poner atención.
¿Qué hacer, entonces, para no morir en el intento y resolvamos de una vez el estrés?
5 pasos infalibles para salir del círculo vicioso del estrés
1. Basta al estrés:
Detén tu camino y analiza: ¿ha tenido beneficios el mantenerte preocupada? Con toda sinceridad, ¿has avanzado en algo con esa idea recurrente en la cabeza? Seguramente no es significativo.
Ahora es tiempo de identificar qué puedes hacer diferente. Si preocuparse no ha servido, pregúntate que SÍ puedes hacer al respecto. A veces creemos que preocupándonos estamos haciendo algo. ¡Y si, sólo estamos perdiendo el tiempo y angustiándonos más!
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2. Adiós a las Expectativas Irreales:
Una vez que hayas hecho el stop, que hayas dado un paso atrás para saber si te beneficia el estarte preocupando tanto, habrá que indagar si tus expectativas son realistas. Muchas veces tenemos pensamientos que son verdaderas trampas mentales.
Queremos lograrlo TODO, rápido, con un éxito rotundo, bonito y a la primera. ¡Excelente para fracasar!. Y así, empezamos con una expectativa que en lugar de motivarnos nos paraliza, preocupa, angustia y finalmente nos hace sentir fracasados.
Checa tus pensamientos, que no sean un túnel sin salida ni beneficio. Si encuentras esto, cambia inmediatamente tu idea.
3. Basta de complacer a los demás:
Otra trampa psicológica que aprendimos desde niños. Es bueno enfatizar que jamás te darán la tan soñada aprobación. Y aunque te la dieran, no te hará feliz pues el verdadero reconocimiento viene de tu propio ser.
Renuncia a mendigar la aprobación ajena. No vale la pena, si de este pie cojeas, comienza a fortalecer tu foco de atención, complácete a ti misma y reconoce tu propia persona con todo lo bueno que Sí hace. ¡Te sentirás mejor! ¡Y el estrés se irá!
4. Adiós al Perfeccionismo:
Desde luego es maravilloso llegar a un grado de perfección y de excelencia y pareciera una motivación muy valiosa y hasta impecable. Lo malo es cuando dejas lo bueno en busca de lo mejor. Descalificas tus esfuerzos por no ser «perfectos» y caes en parálisis y abandono de tus sueños, con la respectiva culpa por no ser perfecto, por fracasar y por abandonar. ¡Y vuelves a caer en la trampa de que ahora si lo haré perfecto! Y se repite el ciclo de estrés y frustración.
Detecta si tu conducta es rígida y enfocada a lo excelente, desarrolla un sentido de resiliencia . Si así es, pregúntate qué beneficios obtienes de una exigencia exacerbada que te frustra y te impide progresar. ¿Qué podrías hacer diferente? ¿Cómo tendrías que verte a sí misma para salir de esta trampa?
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5. Ver qué significado tiene para ti lo que está sucediendo
Aunque no lo creas, este significado tú misma lo otorgas. Cada quién le da un valor diferente a los eventos. El sentido de lo que sucede tú misma lo das. ¿Por qué decirte fracasada si pudieras re encuadrar lo que pasó en aprendizaje valioso?
Primero tendrías que detectar qué significado estás dándole a las cosas. Por ejemplo, si deseas que te promuevan en tu empleo y ser ascendida en lo único en la vida, seguramente equivocarte significa alejarte de lo que más anhelas . Pero a la vez, el hecho de equivocarte te da tanto miedo que mejor no inicias tus grandes proyectos para no «quemarte» exhibiendo tus errores.
Con 20 años de experiencia profesional en el área de Recursos Humanos, laboré en empresas como Banco Mexicano Somex, Conasupo, Factor Finamex, Mitsubishi de México y Baita Promoción | Consultora impartiendo cursos de capacitación y desde 2011 es Coach Ejecutiva y de Vida, acompañando a mis clientes para el máximo logro de sus potenciales | Mi pasión: el aprendizaje para crecimiento humano.
Lety, me gustó mucho tu artículo, sólo que me pareció que quedó fuera una de las principales fuentes de estrés: el trabajo. Y es que en innumerables ocasiones no eres tú el que te pones objetivos irreales sino tu jefe, y en otras muchas el perfeccionista es precisamente tu jefe… Y cuando no puedes simplemente mandarlo a volar porque necesitas el trabajo, la angustia y desesperación llegan a ser sofocantes…
¿Qué recomendarías en estos casos?
En efecto muchos de los objetivos irreales son de los jefes, y uno perfectamente se da cuenta que es imposible llevarlos a cabo. Aquí lo importante es la forma en que uno se apropia de dichos objetivos. El querer alcanzar algo que no es posible alcanzar frustra mucho y querer complacer al jefe se suma con esto. A esto yo te diría, si sabes que no podrás cumplirlo haciendo todo lo humanamente posible, simplemente no te preocupes y no permitas que te estrese. Quítale ese poder sobre tu tranquilidad, sólo mantén un esfuerzo de tu parte, haciendo lo mejor que puedas. Lo segundo que si es perfeccionista el jefe, aplica la parte de no complacer a los demás. Es difícil sin duda, pero jamás lograras complacerlo. Y estresarse por ello, tampoco vale la pena. La medida debe hacerla uno mismo, si haces el mejor esfuerzo y estás satisfecho con ello, ya no hay para que sufrir. Uno sin duda debe poner esos limites emocionales, porque si no, dejarás de dormir, perderás atención, te equivocarás más y el jefe estará más insistente en que alcances objetivos irreales. Otra cosa puede ayudar, hablar con el jefe tanto de los criterios excesivos como del perfeccionismo. Podría ser un dialogo muy honesto en donde se aclaren las prioridades a realizar. No siempre puede uno acabar todo, rápido, en excelencia y esto es también porque no todo depende de uno. Que tu mismo jefe decida por donde empezar, así estarás mucho mas tranquilo al haber planteado la realidad y mantenerlo informado.
El estrés tiene su raíz en el miedo. Si uno se deja llevar por urgencias, querer complacer y todo esto empieza a enfocarse no en lo que tiene que hacer, sino en qué pasará si no lo acaba y eso distrae y genera mas nerviosismo. Es un circulo vicioso. Aquí sugiero separar las expectativas de lo que SI puedes hacer. Y tomar acción para hacer lo posible. Cuando voltees, verás que estás haciendo lo imposible. Saludos y gracias por tu observación.
Es lo mejor que me ha pasado el día de hoy al leer este doumento felicitaciones