Hace poco estrené la sección “Cuéntaselo a.. Las lectoras se Sentido de Mujer” con la finalidad de compartir con ustedes, historias, vivencias, experiencias que mujeres como nosotras viven con los hombres que son parte de sus vidas (principalmente sus parejas) y la manera en la que esas relaciones las hacen crecer o bien las destruyen para darse la oportunidad de reiniciar después de una ruptura amorosa o una decepción que cambia sus vidas para siempre.
En ésta ocasión quiero escribir, sobre todo lo que pasó este 2015 y que realmente me hizo desear que el año terminara, porque creo que cada 1 de enero se inicia un ciclo que se termina el 31 de diciembre, de tal forma que todo lo que salió mal, puede cambiar si decidimos conducirnos de manera diferente en cada nueva etapa.
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Fue un año complicado, en el que me costó mucho tomar decisiones, pero tuve que hacerlo, tal vez porque me cansé del drama o simplemente me di cuenta que era momento de reiniciar y despedirme de mis fantasmas, quizá fue un poco de los dos, pero he de decir que mi gran fantasma me despidió hasta el 30 de diciembre, fue una despedida cruel que hirió enormemente mi autoestima de mujer trabajadora que sueña con éxito profesional y personal. Tuve que sobrevivir a esa ruptura amorosa.
Mi fantasma, mi ex novio sueco, 12 años mayor que yo, apenas divorciado (y digo apenas porque según él se divorciaría hace 1 año y medio), guapo y egoísta, que en el último trimestres del 2014 un día desapareció después de hablar mil veces conmigo de boda e hijos (una casita feliz por el resto de nuestras vidas).
Claro que yo soñaba con el día que eso sucediera y hasta me podía imaginar a mis hijos, deseaba que llegara el día en el que me dijera que me fuera a vivir a Suecia a iniciar una vida a su lado, con mucho amor y muchos proyectos que cumplir.
No fue así, ni adiós me dijo y volví a recibir noticias suyas 3 meses después, el 23 de diciembre y me avisaba que estaba en Oaxaca para pasar las fiestas.
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Sentí mucho gusto y también mucha tristeza porque entendí que yo le importaba menos que nada, el venía a ver a su familia y a disfrutar con ellos las fiestas; por supuesto lloré y pasé unas terribles vacaciones decembrinas, empecé 2015 con tristeza y trabajando mucho, tratando de olvidar, pero, decidí escribirle nuevamente (no aprendí la lección).
Él, muy digno no me contestó ya que quien menos le preocupaba en ése momento, era yo. Un mes después le volví a escribir, esta vez contestó una línea: “hola, me gustaría saber como estas, ¿podemos hablar en estos días?”; le contesté a los dos días y le dije que si, pero la llamada nunca llegó.
Semanas después recibí un mensaje en whatsapp y de ésa manera iniciamos (nuevamente) una comunicación tormentosa que terminó este 30 de diciembre con su frase lapidaria: “por lo menos yo a los 32 años ya estaba casado y con dos hijos” lo que traduzco como que me considera una perdedora a la que nadie ha querido para casarse a mis 32 años, vaya golpe, directo al ego.
Muchas veces las palabras lastiman, pero si acepto mi realidad, ha habido hombres que han querido casarse conmigo, antes que él, un gran hombre, el más honesto y de buen corazón que he conocido (que ahora se va a casar con otra), y terminando con él, que un día antes decía que nos casáramos.
Y uno más que también me pidió matrimonio, pero de acuerdo a mis prioridades no es aún el tiempo de casarme; tengo 32 jóvenes años, una vida por delante y un hombre que aprendo a valorar día a día, maravilloso más no perfecto.
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Él no lo sabe, y no me interesa si se entera o no, pues ya es parte de mi pasado. En febrero se cumple un año que empecé a salir con un hombre que ha sido parte de mi vida 5 años, que aún cuando yo estaba en Suecia, me escribía, cada año me felicitaba, en mi cumpleaños desde su natal España, pues coincidía con sus vacaciones, y disfrutaba de mi compañía.
Éste año que termina reanudamos nuestras salidas de manera más constante y tan natural que disfrutamos el tiempo que pasamos en mutua compañía. Un día sin más me dio la llave de su departamento y al otro día me mudé a vivir a ese lugar que hice mío, que adoro y disfruto enormemente.
Traté de hacer las paces con mi ex sueco pero realmente jamás volví a prometer nada, de vez en cuando hablábamos de amor y alguna vez pensé volver a dejarlo todo por él, pero entonces recordaba que me había roto el corazón (en otra ocasión hablare de esa historia) y valoraba más a este español trabajador, callado, que me ha demostrado su amor con interés, protección, pendiente de lo que me sucede y de lo que necesito, apoyándome en momentos difíciles como cuando creí que mi papá podía estar muy enfermo y que el día que estuvimos a punto de terminar me dijo que el siempre estaría para mí, que me apoyaría, que no lo dudara (admito que solo dos hombres en mi vida creo que son capaces de hacer eso y agradezco por ellos).
Llegué a pensar que quería regresar con el guapo que me pedía esforzarme el doble por demostrarle cuanto lo amaba, porque él ya había luchado anteriormente por alguien(su ex), y definitivamente no lo volvería a hacer.
Entonces me di cuenta que no podía más, que esa etapa de mi vida estaba terminada, que él nunca pensó en mí y lo único importante era él, su drama, su ego gigante y su falta de compromiso para recomenzar su vida, en realidad me había roto el corazón y alguien más había llegado a repararlo y hacerme sentir que soy capaz de darlo todo, de luchar y de reír a su lado, he vuelto a creer en dar amor y la importancia de recibirlo de regreso, casi nunca me dice que me ama, pero me lo demuestra día a día haciendo tiempo para mi, llevándome al doctor cuando me enfermo, cumpliendo mis caprichos, abrazándome cuando estoy triste, preocupándose, escuchándome y apoyándome cuando lo necesito (doy gracias por eso).
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Agradezco mucho todo el aprendizaje de ese 2015, las lágrimas y la desesperanza porque solo así pude valorar mi realidad y al hombre que llegó a mi vida con todas las características que pedí (excepto la poca expresividad) pero acaso ¿somos perfectos?
Por supuesto que no y quien realmente te valora y te ama te lo demostrará de muchas maneras, porque los hechos permanecen en el corazón, las palabras se las lleva el viento.
En realidad no se qué pasara en adelante, pero quiero vivir y disfrutar el día a día, reírme y abrazar a mi pareja, besarlo mucho, compartir momentos buenos y malos, dejar que las cosas fluyan con la vida, con mi vida, ser libre y cumplir mis metas, porque estar soltera y sin hijos a los 32 años me da la valiosa oportunidad de elegir mejor a mi compañero de vida y porque casarme no es la única meta, actualmente comparto vivencias con alguien e intentamos que nuestros demonios se entiendan y acepten, si es así, el papel es lo de menos, lo importante será lo que vivamos y compartamos juntos.
Sí ex, efectivamente como lo dijiste, tengo 32 años y no estoy casada , espero algún día casarme con un hombre que me valore, me respete y me quiera tanto como me quiero yo, siento no haber dicho que me iba a vivir a Suecia contigo, pero mis metas, mi trabajo, lo que amo y lo que me hace feliz está en México, ha estado frente a mi, y todo este año no lo valoré y no lo trabajé por tener la esperanza de que tu fueras ese futuro que tanto añoraba, prometo no volver a buscarte como me lo pediste, no sé al final con quien compartiré el resto de mi vida, pero disfrutaré el día a día aprendiendo, creciendo, valorando mi vida y a quienes forman parte de ella.
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